ADENEX HACE BALANCE DE 2022 Y PROPONE MEJORAS PARA EL AÑO QUE ACABA DE ENTRAR

Una vez concluido 2022, ADENEX realiza un balance de lo ocurrido en Extremadura a lo largo de estos últimos doce meses en materia medioambiental y patrimonial y el resultado no es todo lo positivo que nos gustaría.

La Asociación para la Defensa de la Naturaleza y los Recursos de Extremadura, ADENEX, ha analizado el año que acaba de terminar y encuentra que hay problemas que aún no se han resuelto y retos que no se han alcanzado. 2022 ha sido un año en el que nuestros paisajes han continuado transformándose por las grandes plantas fotovoltaicas, en el que se ha vuelto a hablar de residuos cuando se planteó un macrovertedero en Salvatierra de los Barros, sin que el proceso de participación pública haya sido claro; ha sido un 2022 en el que las comunicaciones por tren o autobuses para y por Extremadura siguen siendo deficitarias, manteniendo el vehículo privado como principal medio de transporte, con todo lo que ello implica.

El año que termina ha sido altamente preocupante en materia de energía, con precios que jamás habíamos visto y donde se ha vuelto a evidenciar nuestra gran dependencia del petróleo, del gas y de sus derivados. Han sido doce meses donde la sequía ha perdurado acompañada de temperaturas elevadas durante meses, un signo inequívoco del cambio climático y, aunque en las últimas semanas hemos recibido lluvia, la sequía persiste. No nos olvidamos tampoco de las minas de Cáceres y Cañaveral, cuya información pública se ha dado a conocer el pasado día 29 de diciembre, en plenas fiestas navideñas (no es la primera vez que sucede que proyectos importantes se anuncian en periodos vacacionales).

Ha sido un 2022 donde la administración ha intentado hacer todo lo posible por legalizar algo que desde un principio es ilegal, como es el caso de la urbanización de Isla de Valdecañas. Un año donde se han menospreciado, desde la propia administración, los espacios protegidos que deben ser velados por ella y que curiosamente son utilizados como atractivo turístico (que lo son) pero solo cuando interesa, para lo demás, estorban.

El año ya finalizado también ha supuesto que hayamos visto lugares como Hoyos que quedan nuevamente fuera de ser declarados Bien de Interés Cultural; o de cómo el puente de Cantillana en Badajoz, recientemente declarado BIC, se venga parcialmente abajo con las lluvias del último otoño, siendo una señal de lo que puede suceder en otros lugares como la ermita de San Jorge en Cáceres.

ADENEX, en este año que culmina, celebra que nuestra solicitud para proteger los carteles de Nitrato de Chile haya sido una realidad con gran acogida, o que la trashumancia se haya declarado Bien de Interés Cultural.

En 2023 seguiremos apostando por la suma de nuestro patrimonio natural y cultural, en donde el medio ambiente sea el eje del desarrollo de pueblos y ciudades y no un impedimento.

En el año que comienza exigimos que se haga una mejor difusión de lo que implica un espacio protegido en cualquiera de sus formas, que las políticas regionales pasen de verdad el filtro del desarrollo sostenible y que la educación ambiental vaya más allá de las escuelas e institutos. Queremos un 2023 donde el medio ambiente sea el eje del desarrollo de pueblos y ciudades y no un impedimento, como se intenta hacer ver.

 

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