Ayer, día 24 de octubre, fue el DÍA INTERNACIONAL DE LUCHA CONTRA EL CAMBIO CLIMÁTICO.
El cambio climático del que hablamos aquí se refiere a los cambios a largo plazo de las temperaturas y los patrones climáticos determinados, desde el siglo XIX, por las actividades humanas debido principalmente a la quema de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas. La quema de combustibles fósiles genera emisiones de gases de efecto invernadero que actúan como una manta que envuelve a la Tierra, atrapando el calor del sol y elevando las temperaturas.
Algunos ejemplos de emisiones de gases de efecto invernadero que provocan el cambio climático son el dióxido de carbono y el metano. Estos proceden del uso de la gasolina para conducir un coche o del carbón para calentar un edificio, por ejemplo. El desmonte de tierras y bosques también puede liberar dióxido de carbono. Los vertederos de basura son una fuente importante de emisiones de metano. La energía, la industria, el transporte, los edificios, la agricultura y el uso del suelo se encuentran entre los principales emisores.
Las concentraciones de gases de efecto invernadero se encuentran en su nivel más elevado en 2 millones de años. Y las emisiones siguen aumentando. Como resultado, la temperatura de la Tierra es ahora 1,1 °C más elevada que a finales del siglo XIX. La última década (2011-2020) fue la más cálida registrada.
De nuevo, y después del “parón” de los movimientos sociales acontecido desde principios del 2020 por la crisis sanitaria producida por la pandemia debida al Covid 19, la ciudadanía saldrá a las calles el próximo 24 de septiembre reclamando justicia climática y medidas drásticas y ambiciosas por parte de los gobiernos para la lucha y mitigación del cambio climático a nivel global.
Después del sector industrial, las actividades económicas que más están contribuyendo aumentar la concentración de GEI (gases de efecto invernadero) en la atmósfera son la agricultura, la ganadería y los cambios de uso del suelo.
Todas estas actividades están relacionadas principalmente con la provisión de materias primas a la industria alimentaria. Se estima que esta es responsable de 1/3 de las emisiones de efecto invernadero (de ese tercio una parte se debe al consumo de energía de esta industria). Sin embargo, la producción de alimentos también genera emisiones sin implicar ningún tipo de producción de energía. Estas emisiones suponen aproximadamente un 25% del total.
Hoy se ha publicado en la web del proyecto red4C de Red Cambera, la GUÍA RED4C: CIENCIA CIUDADANA PARA EL SEGUIMIENTO DEL CAMBIO CLIMÁTICO EN LOS ECOSISTEMAS, en la cual el grupo de cambio climático de ADENEX ha participado como integrante del equipo revisor durante la elaboración de la misma.
Red4C es un proyecto liderado por Red Cambera con el apoyo de la Fundación Biodiversidad, del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico y del Centro de Investigación del Medio Ambiente (CIMA), de la Consejería de Desarrollo Rural, Ganadería, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente del Gobierno de Cantabria.
Hoy en día la ciencia ciudadana es una herramienta cada vez más en auge para conocer fenómenos sociales y ambientales como el cambio climático.
Según el Observatorio de la Ciencia Ciudadana en España, la ciencia ciudadana es un concepto en evolución: continuamente aparecen nuevas formas de participación junto a nuevas y diversas definiciones. Una de ellas es la del Libro Blanco sobre Ciencia Ciudadana para Europa.
La ciencia ciudadana se refiere a la participación pública general en actividades de investigación científica en las que los/as ciudadanos/as contribuyen activamente, ya sea con su esfuerzo intelectual o con el conocimiento de su entorno o aportando sus herramientas y recursos. (White Paper on Citizen Science for Europe. Socientize Project)