A partir de la fundación de ADENEX en 1978, se constituye un grupo inicial de personas que comienzan a intervenir de manera prioritaria frente a la instalación de energía nuclear en la región.
Antinucleares.
Como parte del movimiento ibérico antinuclear y junto con los municipios y productores agrarios, conseguimos, de manera pacífica, frenar la central nuclear de Valdecaballeros (dos grupos atómicos). De manera continuada con el cierre de Almaraz aún en funcionamiento, a pesar de mas de 2.500 incidentes desde su puesta en marcha, tanto desde el movimiento antinuclear internacional como desde el ibérico, y en favor de un Consejo de Seguridad Nuclear independiente y profesional.

Con la autorización del Consejo de Seguridad Nuclear, CSN, a que el reactor número I cierre en 2027 y el reactor número II en 2028, se da el paso para prolongar el funcionamiento de la Central Nuclear de Almaraz, lamentablemente, ocho años más.
Se cumple así el calendario pactado entre el Ministerio y las empresas monopolistas de producción de energía, lo que significa el final de la era nuclear en España, no solo para Almaraz, sino para el resto de centrales nuclear es; pero eso sí, implica otros ocho años mínimo de mantenimiento de la producción.

Un año más ADENEX y Ecologistas en Acción de Campo Arañuelo, hemos realizado una acción conjunta para recordar el Accidente Nuclear de Fukushima que lamentablemente sucedió el 11 de marzo del año 2011.
Desde el movimiento ecologista hemos querido recordad Fukushima, recordando que el accidente nuclear de hace 9 años todavía está latente, todavía no se ha logrado estabilizar los reactores fundidos.

Un año más ADENEX y Ecologistas en Acción de Campo Arañuelo, hemos realizado una acción conjunta para recordar el Accidente Nuclear de Fukushima que lamentablemente sucedió el 11 de marzo del año 2011.
Desde el movimiento ecologista hemos querido recordad Fukushima, recordando que el accidente nuclear de hace 9 años todavía está latente, todavía no se ha logrado estabilizar los reactores fundidos.

La energía nuclear ha sido la mejor inversión económica y más segura para los monopolios eléctricos en todo el mundo, así como el arma más aterradora de la historia de la Humanidad. Las centrales nucleares tienen el honor de crear empleo a través de la generación de las mayores cantidades de residuos radiactivos que se dejan como legado mortal durante miles de años, sin que nadie sepa en qué condiciones se almacenan, se tratan o aíslan.
La contestación social y científica deja hoy la energía nuclear en el mundo con sólo un 3% de la demanda energética global. Por tanto estamos en el final de la era nuclear, que sólo es el comienzo de su cierre, desactivación, desmantelamiento y puesta en seguridad de miles de toneladas de plutonio y uranio en todo el mundo, pero como ocurrió con la industria del tabaco se resiste a reconocer su legado mortífero de consecuencias planetarias.