¿DESPUÉS DE LA COP26, QUÉ?

 

Estas semanas se ha publicado un estudio llevado a cabo por un grupo de científicos de la Universidad de Arizona, en él se apunta que en los últimos 150 años se ha producido el mayor aumento de temperaturas de la historia, viéndose de manera clara los efectos negativos de las actividades humanas sobre nuestro planeta. Este aumento es consecuencia directa de las emisiones de efecto invernadero y el retroceso de las capas de hielo.

Por otra parte, este verano, el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos para el Cambio Climático (IPCC) fue contundente: si se mantiene el actual ritmo de emisiones de gases de efecto invernadero, la temperatura global aumentará 2,7 grados a finales de siglo.

La COP 26 (Conferencia de las Partes) es la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Clima, en la que representantes y líderes de todo el mundo se dan cita para discutir sobre la crisis climática a nivel global, esta ha sido la 26ª edición. El Pacto de Glasgow ha mantenido el texto que dice que, si se quiere conseguir contener el recalentamiento de la Tierra en 1,5ºC, es necesario recortar las emisiones gases de efecto invernadero un 45% respecto a 2010 al llegar a 2030

¿Por qué es tan importante alcanzar esta cifra? Cada fracción de grado marca una gran diferencia. Un aumento medio de la temperatura global de 2ºC haría que cientos de millones de personas más se vieran afectadas, y el doble de plantas y tres veces más especies de insectos perdieran grandes extensiones de su hábitat.

Las migraciones climáticas afectan ya a 24 millones de personas, según el Internal Displacement Monitoring Centre (IDMC). La alteración del clima está provocando también pérdidas de cosechas que conllevan hambre y en zonas de África, América Latina o el sudeste asiático.

Ante estos hechos, la COP26 termina con un acuerdo decepcionante e insuficiente para hacer frente de manera efectiva a la emergencia climática: esta nueva edición de la COP finaliza con un texto no vinculante, donde falta concreción en las medidas, tiempos y financiación de las partes firmantes.

Conclusiones y temas de la COP26

Objetivo de limitar el aumento de temperaturas a los 1,5ºC. Se mantiene vivo, aunque sin muchas esperanzas de ser alcanzados dada la insuficiencia de medidas adoptadas para tal fin.
Combustibles fósiles. 20 países firmantes, entre ellos Estados Unidos, Canadá, Italia y la Comisión Europea, se han comprometido a poner fin a la financiación pública internacional directa de todos los combustibles fósiles en 2022. Respecto a la quema del carbón, principal fuente de gases de efecto invernadero, se ha puesto en la mesa el compromiso de su disminución gradual (en vez de la “eliminación gradual” que primeramente se habló, y tras las presiones de India y China para sustituirlo por la disminución).
El papel de otros combustibles fósiles como el petróleo y el gas en el camino de la lucha contra la emergencia climática quedarían fuera del acuerdo, aunque abarcado en el nacimiento del BOGA (Beyond Oil and Gas Alliance), el primer acuerdo diplomático para mantener los combustibles fósiles bajo tierra. Sin embargo, esto contrasta con el alto número de representantes del lobby de combustibles fósiles (con una representación más elevada que algunas delegaciones estatales y más del doble que los pueblos indígenas).
Fondo de pérdidas y daños contra el cambio climático (enfocado a corregir la desigualdad entre los países que más aportan al cambio climático y los que más sufren sus consecuencias). El acuerdo ha sido decepcionante ya que, aunque se ha acordado duplicar para el año 2025 los fondos destinados a la adaptación al cambio climático de los países que más sufren, queda, nuevamente, sometido a la voluntad de los países ricos, con el peligro de que no se materialice como ya sucedió con el que fijó el Acuerdo de París.
Acuerdo no vinculante sobre la deforestación. Se ha avanzado en la protección de los bosques con el compromiso para reducir y revertir la pérdida de biodiversidad a 2030, con un acuerdo firmado por un centenar de países y que implica la aportación de 10.300 millones de euros entre 2021 y 2025 para frenar la pérdida de masa forestal y la restauración de extensiones ya degradadas. Sin embargo, su carácter es voluntario y no vinculante, además de tener lagunas sobre la reducción de la agricultura industrial y la demanda de carne y lácteos. Además, Indonesia queda fuera del acuerdo, país en donde se concentra la industria del aceite de palma, de gran impacto forestal y sobre la biodiversidad de la zona.
Debate en torno a la energía nuclear. El debate del papel de la energía nuclear y su contribución a la lucha contra el cambio climático no es nuevo, tras décadas de lucha ambiental para evidenciar los grandes peligros que genera esta actividad y la problemática de sus residuos. Ha recobrado interés a partir del anuncio de Francia de abrir nuevas centrales nucleares y de las presiones para que la energía nuclear pase a ser considerada formalmente como energía limpia e inversión clave para la descarbonización con su inclusión en la clasificación de inversiones sostenibles de la UE.
Emisiones de metano. Se ha aprobado la reducción del metano con el compromiso de más de 103 países de reducir las emisiones mundiales de este gas en un 30% para 2030.
Adelanto de los compromisos de reducción, pero sin exigir resultados. Los países deben revisar sus compromisos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para finales de 2022, antes de la próxima COP27, adelantando en tres años el límite previsto para ello, inicialmente fijado en 2025.
Las COP se desarrollan al margen de las demandas ciudadanas, dejándolas fuera de las decisiones sobre la justicia climática.

Entre las acciones ciudadanas, activistas medioambientales hicieron una marcha de casi 1.000 km desde el sur del Reino Unido hasta Glasgow para reclamar un acuerdo vinculante en la cumbre de Glasgow. Dentro de las protestas tanto en Glasgow, así como en otras ciudades a lo largo del mundo, 21 científicos de diferentes partes del mundo, seis de ellos españoles, fueron arrestados por bloquear, de manera pacífica, el puente King George V en protesta por el clima. Lo hicieron para demandar a los países representados en la cumbre del clima que se tomen en serio las advertencias de la comunidad científica respecto a la gravedad del cambio climático. A su vez, las calles de Glasgow se llenaron de unos 200.000 manifestantes. Según los organizadores, que también exigieron ambición climática en las negociaciones.

Las jóvenes activistas climáticas Greta Thunberg y Vanessa Nakate hablaron en las calles, protestando y diciéndole a los líderes políticos cosas como “¿Cuántas COP más hacen falta que se celebren para que sepan que su inacción no salvará el planeta?”.

 

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