DÍA INTERNACIONAL CONTRA EL CAMBIO CLIMÁTICO
Un poco desapercibido en esta ocasión, el 24 de octubre se conmemoró como cada año a instancias de la ONU, el Día Internacional contra el Cambio Climático, con el objetivo de informar, concienciar y educar a la población mundial, acerca de los atroces efectos del cambio climático y el calentamiento global.
A día de hoy, en las diferentes capas de la atmosfera terrestre hay un exceso de gases y partículas, que son subproductos de la quema de los combustibles que el ser humano emplea para generar energía calórica, eléctrica, motriz, etc. Dichos gases, entre los que destacan el CO2 y los derivados del nitrógeno atrapan el calor en la tropósfera, agravando el efecto invernadero natural y provocando un calentamiento global. Este consiste en una subida gradual, generalizada y persistente de la temperatura de la capa de la atmósfera que está en contacto directo con la corteza terrestre y que genera derretimiento de los hielos y aumento del nivel del mar, entre otros fenómenos.
En el informe de la Organización Meteorológica Mundial sobre el estado del clima mundial en 2019 se expuso que el año pasado fue el segundo año más caluroso de todos los tiempos.
Otro de los efectos y que nos afecta en mayor medida, al ser España un país con gran estrés hídrico, tiene que ver con la escasez de agua y, por tanto, con la disponibilidad y calidad de este recurso imprescindible para la salud y la vida, no sólo de las personas: según la Organización Mundial de la Salud, en sólo cinco años y como consecuencia del cambio climático, más del 60% de la población mundial vivirá en zonas con estrés hídrico, es decir, donde la demanda de agua será más alta que la cantidad disponible o su uso se verá restringido por su baja calidad.
La suma de los diversos cambios climáticos zonales, que se han tornado extremos y contundentes, conforman un gran Cambio Climático integral que afecta a todo el planeta y cuyo impacto se conoce como crisis climática. Esta no solo perjudica al ser humano, sino que también provoca daños irreversibles en la biodiversidad y en los ecosistemas locales y mundiales.
António Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas, propuso en el mes de abril seis medidas para llevar a cabo mientras los países reconstruyen su economía tras la pandemia producida por la COVID-19. Estas seis acciones tienen como escenario una economía sostenible que se basa en:
- Acelerar la descarbonización. Uso de energías limpias y renovables, eficiencia y ahorro energético.
- Empleo sostenible e inclusivo.
- Economía verde. Una economía justa y más centrada en las personas y el futuro.
- Política medioambientales alejadas de los subsidios a los combustibles fósiles.
- Afrontar todos los riesgos climáticos. La seguridad alimentaria se verá cada vez más comprometida, la degradación de la tierra, el derretimiento de los polos o el aumento de los incendios forestales son algunos de los problemas que empiezan a formar parte del presente y que es preciso solucionar.
- Cooperación internacional. El cambio climático es un problema global y como tal necesita una respuesta global.
Existe una profunda relación entre la producción y consumo de distintos tipos de alimentos y la generación de GEI. La importancia de la agricultura, y particularmente de la ganadería, en la generación de gases de efecto invernadero (GEI) convierte al sistema alimentario global en una pieza clave de la lucha contra el cambio climático. El excesivo consumo de carne, que incluye cada vez a más países, no solo incide negativamente en el medio ambiente, sino que puede perjudicar a la salud. Por ello, resulta imprescindible involucrar activamente a la sociedad en el cambio de pautas de consumo, junto a políticas públicas e impositivas que apoyen tal transformación.
Las energías renovables representan un menor coste para el contribuyente que la energía nuclear. Desde hace años la energía nuclear se postula como una solución a las emisiones de gases de efecto invernadero, alegando que la producción de electricidad a partir de este tipo de energía está libre de emisiones de CO2. Sin embargo, la energía nuclear no está exenta de emisiones de CO2, tanto si analizamos todo el ciclo de vida de una central nuclear, como si nos restringimos a la fabricación del combustible nuclear. Estas emisiones son menores que las producidas por las industrias eléctricas basadas en el carbón, petróleo o gas, pero, por otro lado, son mayores que las producidas por las industrias que utilizan energías renovables. La energía nuclear no es una alternativa para mitigar el cambio climático, pues tiene enormes inconvenientes en comparación con la opción de las energías renovables.
Según Intermón Oxfam, la migración ambiental crea un nuevo concepto de persona refugiada: las que son forzadas a huir de su país de origen porque las condiciones climáticas ponen en peligro su existencia.
Estos días, el grupo de cambio climático de ADENEX ha aportado algunas consideraciones al borrador del PEIEC (Plan Extremeño Integrado de Energía y Clima para luchar contra la emergencia climática) para 2021-2030. Considerando a este como un potencial instrumento de gobernanza para acelerar la descarbonización de la sociedad extremeña, y aunque con algunos planteamientos válidos, creemos que es poco ambicioso y omite o apenas desarrolla algunos elementos importantes como la educación social necesaria en la región para luchar contra el cambio climático y la autogeneración de energías renovables en viviendas y edificios públicos, por nombrar algunos.
Recursos para perdurar
https://www.fuhem.es/2020/10/23/dia-internacional-contra-cambio-climatico-recursos-ecosociales/
http://www.aemet.es/es/serviciosclimaticos/cambio_climat
https://www.eltiempo.es/cambio-climatico
https://www.ecoticias.com/cambio-climatico/205627/Dia-Internacional-contra-Cambio-Climatico-2020
https://2020rebelionporelclima.net/2020-rebelion-por-el-clima-participa-en-el-acuerdo-de-glasgow/
https://www.climatica.lamarea.com/